¿Qué tanto sabemos de la Psicopatía en México?

¿Qué tanto sabemos de la Psicopatía en México?


Oscar Vázquez Muñoz

En México el estudio de la psicopatía o el Trastorno Antisocial de la Personalidad es un fenómeno aun sin comprensión, desarrollo o continuidad, lo cual ha causado efectos devastadores a nuestra sociedad. Aun es controversial el contenido conceptual y practico que el concepto “psicópata” mantiene en la literatura en investigación psicológica y dentro de la literatura popular, la cual se contrapone en ocasiones de forma radical.

Simplemente, para tomar un ejemplo, existe poca literatura en México que describa, conductual y conceptualmente los desórdenes de la infancia relacionados con el comportamiento antisocial o delictivo, y en qué consisten los estilos parentales de crianza que se relacionan con la ocurrencia del comportamiento como el negativista desafiante y agresivo en niños[1]. Con mucha más razón el tema de la psicopatía está muy lejos de su debate en la educación y crianza en México.

Sin embargo el estudio de la psicopatía, y la necesidad de una cultura precautoria del mismo implica entender sus consecuencias sociales, en la política, en el sistema económico, en temas de seguridad publica o ciudadana, en la vida de muchas personas a diario, en el comportamiento delictivo, en el fenómeno del bulling en la infancia, así como en el fenómeno del acoso, la extorsión, el feminicidio, el sistema machista en que vivimos, las estafas, y la infinidad de crímenes que se cometen a diario.

En 1996, el doctor Robert D. Hare[2] escribió un artículo de revisión titulado Psychopathy: A clinical construct whose time has comePsicopatía: Una construcción clínica para los tiempos que vienen«) que fue publicado en la prestigiosa revista Criminal Justice and Behavior[3]. Artículo que pondrá en actualidad uno de los temas más extraños de la literatura de investigación psicológica. En este artículo pone en debate, desde fundamentos epistemológicos, la existencia de tal trastorno antisocial de la personalidad. Fue el doctor Robert D. Hare, quien, partiendo de las características señaladas por Cleckley, elaboró su conocido instrumento de evaluación de la psicopatía desde los años de 1980 (llamado PCL) hasta 1991 que fue publicado formalmente con el nombre de Psychopathy Checklist-Revised (PCL-R), del que recientemente, en 2003, se ha publicado su segunda edición incluyendo datos de población reclusa femenina.

El tema del fenómeno de la psicopatía, también ha influenciado a la sociología, de hecho, George Everett Partridge propuso el término sociopatía como sustituto a psicopatía para acabar con la polémica teórico-conceptual existente. Esto a la vez va a generar otra polémica pues con el tiempo “sociopatía” y “psicopatía” se encontrarán dentro de dos clasificaciones distintas, las cuales aun están en debate.


[1] Morales et al. (2015)

[2] Hare RD. Psychopathy: A clinical construct whose time has come. Crim Justice Behav. 1996;23:25-54.

[3] Pozueco Romero, J.M.  ; Romero Guillena, S.L.; Casas Barquero, N., “Psicopatía, violencia y criminalidad: un análisis psicológico-forense, psiquiátrico-legal y criminológico (Parte I)”, Cuadernos de Medicina Forense versión On-line ISSN 1988-611Xversión impresa ISSN 1135-7606 Cuad. med. forense vol.17 no.3 Málaga jul./sep. 2011


En México y en el mundo hispanohablante, no hay una traducción o una obra completa traducida de las investigaciones del mismo psicólogo Robert Hare, quien ha sido considerado como una de las bases más importantes del estudio de la psicopatía. No solo eso, sino que sus antecedentes históricos son también desconocidos en la literatura histórica de los trastornos de conducta y anormales. El articulo Psicología de la conducta[4], da algunas luces respecto al tema, tomando en cuenta su clasificación como Trastorno antisocial de la personalidad, sin embargo, desde mi punto de vista, es un trastorno que puede verse más como un trastorno neurológico que como personalidad, y eso por las implicaciones fisiológicas que asegura Robert Hare tiene desde sus resultados en Electroencefalogramas y desde sus 30 años trabajando en cárceles y centros penitenciarios, así como desde su experiencia como psicólogo experimental.

Según Pozueco Romero, Romero Guillena, Casas Barquero, en su investigación “Psicopatía, violencia y criminalidad: un análisis psicológico-forense, psiquiátrico-legal y criminológico (Parte I)”, Torrubia y Cuquerella son quienes han puesto de manifiesto una realidad psicosocial en la cual se puede mencionar lo siguiente, según ellos «la psicopatía es una de las entidades clínicas más controvertidas, y ello se debe a diversos elementos de confusión que se sitúan en dos planos distintos: el conceptual y el terminológico[5]«. En México y en América latina no es la excepción, de hecho, hace falta una investigación histórica respecto al estudio de la psicopatía y sus repercusiones. Si hacemos un recuento histórico América latina goza de muchos buenos candidatos a comportamiento psicopático, entre ellos Marcial Maciel, Augusto Pinochet, Jorge Rafael Videla, Gustavo Díaz Ordaz, Juan José Arreola[6], Carlos Castaneda[7], entre otros. Para Pozueco Romero, Romero Guillena, Casas Barquero[8], la psicopatía no logra convertirse en un fenómeno serio de la psicología, sino hasta 1940 con las investigaciones de Hervey Milton Cleckley[9], y eso, a medias.

Pero la pregunta sigue en el aire ¿El psicópata está loco o cuerdo?, según el mismo Robert Hare, el psicópata tiene una noción del bien y del mal, que aunque carece de un funcionamiento normal de la corteza prefrontal y del funcionamiento del sistema límbico, es por tanto incapaz de ponerse en el lugar del otro, no tiene tal noción[10]. Aquí podemos ver algunos investigaciones que de forma indirecta retroalimentan lo que dice Robert Hare, es decir las investigaciones del doctor Antonio Damasio, las cuales sustentan lo antes dicho por Hare, pues por ejemplo en su libro El error de Descartes[11], nos dice que la perdida por lesiones del lóbulo prefrontal o en el sistema límbico tiene una repercusión en el razonamiento moral, no solo eso, sino que la perdida de las capacidades de las emociones y los sentimientos actúan de tal forma que el individuo es capaz de generar actos delictivos, tener una incapacidad del aprendizaje social y moral e incluso una incapacidad de tomar decisiones. Robert Hare por ejemplo nos dice que el psicópata no tiene emociones o sentimientos, sino algo muy parecido a protoemociones, los cuales son de alguna forma arcaicas o básicas, sin la complejidad que suponen las primeras.

Los autores de “Psicopatía, violencia y criminalidad: un análisis psicológico-forense, psiquiátrico-legal y criminológico (Parte I)[12]”, nos dice que es el médico psiquiatra francés Philippe Pinel quien al publicar en 1801 un Tratado Médico-Filosófico, Aliénation Mentale, y al acuñar el término manie sans délire (manía/locura sin delirio) para referirse a los que hoy denominamos como psicópatas, da una de las fundamentales aportaciones al estudio actual de la psicopatía. Aunque desde antes de Pinel se argumentó sobre la legitimidad o posibilidad de esta entidad psicopatológica actualmente llamada psicopatía. Con Pinel aparece la creencia de que se podía estar loco sin que existiese una confusión de la mente.

34 años más tarde, en 1835, el médico psiquiatra británico James Cowles Prichard publicó su obra clave A treatise on insanity and other disorders affecting the mindUn tratado sobre la insania y otros trastornos de la mente«), en la que habla de la locura moral, para hacer referencia a los psicópatas. Él nos decía que todos estos pacientes tenían algo en común, un defecto común que era incapaz de hacerse guiar a sí mismos según los «sentimientos naturales», es decir, un sentido intrínseco y espontáneo de rectitud, bondad y responsabilidad, del cual carecían. Sin embargo, no tendrá mucha influencia en las instituciones de su tiempo, el filósofo John Locke, decía que no podía haber manía sin delirio, lo cual se convirtió en un eje central dentro del pensamiento y la praxis jurídica.

Dentro de esta historia de la investigación psicopática también podemos encontrar a Benjamin Rush, un psiquiatra alemán que había propuesto en 1812 el término de inferioridad psicopática. Sin embargo, es importante mencionar que tanto Prichard, Benjamin Rush como Pinel no hablaban como tal del psicópata, sino de una aproximación a tal fenómeno.

Así vamos acercándonos a lo que se llamara Personalidades psicopáticas o psicopatología de la personalidad. Kraepelin, seria quien definiría la personalidad psicopática en 1896, sin embargo, la doctrina psiquiátrica hasta la actualidad ha polarizado en torno a esta categoría en gran parte del debate científico. Kraepelin comenzó a hablar de los estados psicopáticos y, sobre todo, de las personalidades psicopáticas Ya en esta época, él fue quien primero advirtió que los psicópatas no se encontraban recluidos dentro de los sanatorios mentales, ni tampoco en el submundo delincuencial. Profetizo, veinte años después, lo que el doctor Kurt Schneider aportaría. Él haría un tanto de justicia a Kraepelin, al escribir su obra Die Psychopathischen PersonlichkeitenLas Personalidades Psicopáticas«), la obra más influyente en los postulados teóricos y nosológicos de las posteriores clasificaciones psiquiátricas internacionales, tanto la de la American Psychiatric Association (APA) como la de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ahí mismo se encuentran las clasificaciones de donde dividirá hasta diez subtipos de personalidades psicopáticas: hipertímicos, deprimidos, miedosos, fanáticos, vanidosos, lábiles, explosivos, fríos, abúlicos y asténicos, subtipos que, curiosamente, se parecen a los actuales diez trastornos de la personalidad recogidos en el DSM-IV-TR de la APA.


[4] Hago referencia de Davison, G., “Psicología de la conducta anormal”, Mexico. Limusa pp. 28-51

[5] Pozueco Romero, J.M.  ; Romero Guillena, S.L.; Casas Barquero, N., “Psicopatía, violencia y criminalidad: un análisis psicológico-forense, psiquiátrico-legal y criminológico (Parte I)”, Cuadernos de Medicina Forense versión On-line ISSN 1988-611Xversión impresa ISSN 1135-7606 Cuad. med. forense vol.17 no.3 Málaga jul./sep. 2011

[6] Véase: https://vanguardia.com.mx/articulo/elena-poniatowska-cuenta-como-juan-jose-arreola-abuso-de-ella-y-la-embarazo

[7] Solo por hacer algunas especulaciones: https://theobjective.com/further/carlos-castaneda-vida-secreta/

[8] Es importante mencionar que su historia de la psicopatía comparte muchas cosas en común con el artículo de Davison. Comparece Davison (2003) con este trabajo.

[9] Cleckley HM. The mask of sanity: an attempt to clarify the so-called psychopathic personality. 1a ed. St. Louis: Mosby; 1941.

[10] Hare, Robert, “Sin conciencia: El inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean”, Editorial Paidós.

[11] Damasio, Robert, “El error de Descartes”, Editorial Booket

[12] Pozueco Romero, J.M.  ; Romero Guillena, S.L.; Casas Barquero, N., “Psicopatía, violencia y criminalidad: un análisis psicológico-forense, psiquiátrico-legal y criminológico (Parte I)”, Cuadernos de Medicina Forense versión On-line ISSN 1988-611Xversión impresa ISSN 1135-7606 Cuad. med. forense vol.17 no.3 Málaga jul./sep. 2011


Pozueco Romero, Romero Guillena, y Casas Barquero, nos dicen que el doctor Cleckley puso el foco de atención en los aspectos personales y emocionales del psicópata, así, la nueva hipótesis o concepto que formuló Cleckley en 1941, es decir, el de afasia semántica. Aunque el psicópata tiene un buen razonamiento lógico, es incapaz de entender emociones, como un daltónico a los colores, solo que, en su caso a los sentimientos, emociones, empatía, amor, etc. Como nos dice Johns y Quay cuando señalaron que el psicópata «se sabe la letra, pero no la música[13]«.

Como acertadamente señala el profesor Vicente Garrido en su libro El Psicópata, el problema en todo esto es que el psicópata puede enmascarar fácilmente esas disonancias o incongruencias lingüísticas mediante sus espectaculares dotes de manipulador y por su gran encanto superficial[14]. Robert Hare atribuirá eso en el uso del lenguaje del psicópata a su pensamiento biparental, es decir que las pruebas con Electroencefalograma[15], además de otros métodos de psicología experimental muestran que el psicópata utiliza ambos hemisferios cerebrales para organizar su pensamiento lingüístico[16]. Aunque también nos dirá Hare que el psicópata tiene un deterioro en la corteza prefrontal, la cual explica su falta de conciencia sobre las responsabilidades y su impulsividad, así como su conductas predadoras.

En la actualidad podemos encontrar dos clasificaciones distintas dentro del término de la psicopatía:

  • Los psicópatas subclínicos o «socializados», es decir, el psicópata integrado.

Es desde aquí que encontramos a los modernos psicópatas «predelincuentes», «exitosos» o «integrados», el psicópata integrado. Lo que hay en este perfil, es que detrás de ellos hay una fila de corazones rotos, las carreras que destrozan y la gente utilizada que dejan en el camino, y todo en nombre de su necesidad de «expresar su verdadero yo».

  • Los psicópatas criminales o «puros»

Para Robert Hare, son varios los planos que caracteriza al psicópata, en el plano afectivo: estos individuos se caracterizan por experimentar emociones lábiles y superficiales, por su falta de empatía, de ansiedad y de sentimientos genuinos de culpa o remordimiento, y su incapacidad para establecer vínculos duraderos con personas, principios u objetivos. En el plano interpersonal: son arrogantes, egocéntricos, manipuladores, dominantes y enérgicos. En el plano conductual: son irresponsables, impulsivos y buscadores de sensaciones (de hecho en general la búsqueda de sensaciones en el psicópata puro, como en el integrado lo lleva a pasar de ciclos de consumo de drogas a buscar otro tipo de sensaciones mas fuertes como trasgredir); suelen trasgredir con facilidad las normas sociales, y se caracterizan por un estilo de vida socialmente inestable que incluye comportamientos parasitarios y faltos de planificación.

La propuesta de una investigación seria en América latina, México, o desde un recorrido histórico sobre el concepto de psicopatía desde las Ciencias Sociales y de la Salud Mental, así como una cultura de la investigación del mismo se vuelve cada vez más vigente en términos de la necesidad de una literatura sobre el comportamiento psicopático. El artículo “Psicopatía, violencia y criminalidad: un análisis psicológico-forense, psiquiátrico-legal y criminológico (Parte I)” hace tal recorrido histórico, pero no integra un contexto latinoamericano.

Schneider tenía una forma muy particular de definir la personalidad psicopática: «aquéllas que por su anormalidad sufren o hacen sufrir a la sociedad[17]«. Y esto es importante, porque lo que al menos sostengo en esta propuesta de investigación, es que la psicopatía no solo está fuera de la investigación académica en México o no se ha investigado lo suficiente sobre la misma, sino que la carencia de esta investigación sobre este objeto de estudio ha tenido una fuerte repercusión en nuestra sociedad, desde las esferas políticas y económicas. La psicopatía reconcilia dos formas ontológicas de ver la sociedad, una la del “Ser” y otra la del “deber Ser”, es decir, en México, como en el mundo supone la reconciliación entre las normas jurídicas, la investigación jurídica y las normas; y la investigación científica tanto en la psicología, la sociología entre otras disciplinas.

Desde mi punto de vista, actualmente vivimos en una edad de las sociedades y culturas psicopáticas, sociedades carcomidas por clases políticas y empresariales que saquean a países completos y los dejan en la miseria. Es decir, una cultura política y empresarial que destruye todo a su paso, naturaleza, los derechos de los trabajadores, promueve una cultura de culpables o chivos expiatorios a partir del control de los medios de comunicación, manipulan, asume una posición egocéntrica, fascista, de poder, un terreno fértil para el crimen organizado, la explotación y un enriquecimiento sin limites de estas mismas clases. México lo ha vivido durante varios estadios, este ultimo fue el de los tiempos del PRIAN. Robert Hare, por ejemplo, nos advierte que además de las cárceles, los psicópatas abundan en todo lugar que les ofrezca una oportunidad, y esto incluye a la bolsa de valores, la política y las instituciones religiosas.


[13] Pozueco Romero, J.M.; Romero Guillena, S.L.; Casas Barquero, N., “Psicopatía, violencia y criminalidad: un análisis psicológico-forense, psiquiátrico-legal y criminológico (Parte I)”, Cuadernos de Medicina Forense versión On-line ISSN 1988-611Xversión impresa ISSN 1135-7606 Cuad. med. forense vol.17 no.3 Málaga jul./sep. 2011

[14] Ibidem

[15] Véase el primer capitulo del libro Sin Conciencia. Hare, Robert, “Sin Conciencia: El inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean”, Editorial Paidós

[16] Hare, Robert, “Sin Conciencia: El inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean”, Editorial Paidós

[17] Pozueco Romero, J.M. ; Romero Guillena, S.L.; Casas Barquero, N., “Psicopatía, violencia y criminalidad: un análisis psicológico-forense, psiquiátrico-legal y criminológico (Parte I)”, Cuadernos de Medicina Forense versión On-line ISSN 1988-611Xversión impresa ISSN 1135-7606 Cuad. med. forense vol.17 no.3 Málaga jul./sep. 2011


Bibliografía

  • Davison, G., “Psicología de la conducta anormal”, Mexico. Limusa pp. 28-51
  • Hare, Robert, “Sin Conciencia: El inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean”, Editorial Paidós
  • Morales Chainé, Silvia; Félix Romero, Violeta; Rosas Peña, Marcela; López Cervantes, Faribia; Nieto Gutiérrez, Javier, “Prácticas de crianza asociadas al comportamiento negativista desafiante y de agresión infantil”, Universidad Nacional Autónoma de México
  • Pozueco Romero, J.M.  ; Romero Guillena, S.L.; Casas Barquero, N., “Psicopatía, violencia y criminalidad: un análisis psicológico-forense, psiquiátrico-legal y criminológico (Parte I)”, Cuadernos de Medicina Forense versión On-line ISSN 1988-611Xversión impresa ISSN 1135-7606 Cuad. med. forense vol.17 no.3 Málaga jul./sep. 2011
  • Damasio, Robert, “El error de Descartes”, Editorial Booket
  • Cleckley HM, The mask of sanity: an attempt to clarify the so-called psychopathic personality. 1a ed. St. Louis: Mosby; 1941.
  • Hare RD. Psychopathy: A clinical construct whose time has come. Crim Justice Behav. 1996;23:25-54.
  • Compas, B.E. & Gotlib, I.H. (2002), “Introducción a la Psicología Clínica: ciencia y práctica”, McGraw Hill: México. pp. Gotlib 145-168, 169-195.
  • Sarason, I.G. & Sarason, B.R. (1996), “Psicología Anormal: El problema de la conducta inadaptada”, México: Prentice Hall. pp. 92-121

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